El Sue帽o de Chuang – Tse

Una fresca tarde de primavera Chuang Tzu lleg贸 a la orilla de un lago y se sent贸 a descansar. Al poco rato se qued贸 dormido y so帽贸 que era una mariposa. La mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu se fue revoloteando por ah铆, viendo que el mundo era hermoso y estaba lleno de flores y aromas. Al principio, a la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu, le cost贸 un poco adaptarse a las alas que le parec铆an demasiado grandes y poco manejables. Adem谩s, su cuerpo era tan liviano como un sue帽o y una suave brisa bastaba para arrastrarla varios metros y hacer que variara de rumbo. Pero poco a poco se fue acostumbrando. Aprendi贸 a dejarse llevar y a aprovechar las corrientes de aire para desplazarse m谩s c贸modamente de flor en flor. La mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu enseguida aprendi贸 tambi茅n a libar las flores con su trompa extensible, y descubri贸 que el n茅ctar era embriagador.

En un momento en que se estaba poniendo como el quico de riqu铆simo n茅ctar, descubri贸 aterrada que a s贸lo un paso de ella acechaba un enorme camale贸n verde que no hab铆a sido nunca Chuang Tzu, perfectamente inm贸vil como una estatua del templo de Shao Li. Si hay algo que produce p谩nico a las mariposas es un camale贸n. Y este camale贸n, que no hab铆a sido nunca Chuang Tzu, estaba hambriento.

La mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu se qued贸 muy quieta, conteniendo la respiraci贸n y sabiendo que su vida pend铆a de un hilo fin铆simo. El camale贸n que no hab铆a sido nunca Chuang Tzu y por tanto no pod铆a sentir ninguna compasi贸n ni afecto por la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu, la vigilaba con el ojo izquierdo, atento a su m谩s m铆nimo movimiento; pues para el camale贸n que nunca hab铆a sido Chuang Tzu, la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu no era m谩s que comida.

Entonces lleg贸 un ruidoso abejorro que tampoco hab铆a sido nunca Chuang Tzu. El camale贸n dedic贸 al abejorro toda la atenci贸n posible con su otro ojo, el derecho. Y la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu supo que ten铆a una oportunidad de salvar la vida.

Lo siguiente ocurri贸 en apenas una d茅cima de segundo: el abejorro que tampoco hab铆a sido nunca Chuang Tzu, haciendo el mismo ruido que una avioneta perdiendo altura, hizo un quiebro en el aire sobre la cabeza del camale贸n que no hab铆a sido nunca Chuang Tzu; y en ese momento el camale贸n que no hab铆a sido nunca Chuang Tzu, dispar贸 su largu铆sima y pegajosa lengua con la velocidad del rayo y lo atrap贸; y entonces la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu despleg贸 las alas y una r谩faga de viento la arrastr贸 fuera del alcance del camale贸n que no hab铆a sido nunca Chuang Tzu.

Y la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu respir贸 aliviada. Su diminuto coraz贸n lat铆a desbocado mientras las alas la llevaban m谩s lejos a toda prisa y se dec铆a:

-隆Dios m铆o!, me he salvado de milagro. Estoy temblando como una termita. Tengo que relajarme y descansar.

Y la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu encontr贸 una c贸moda hoja de junco en la orilla del lago. Se pos贸 en ella con las dos alas muy juntas… y se qued贸 dormida. Entonces la mariposa que una vez hab铆a sido Chuang Tzu que so帽aba que era una mariposa, so帽贸 que era un hombre, Chuang Tzu, y por tanto no sinti贸 miedo del camale贸n y pudo dormir sin temor.

Chuang Tzu

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